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Ve ahora y escribe esta palabra mía respecto a Egipto, para que permanezca hasta el fin del tiempo, eternamente, como denuncia de la incredulidad de Israel. Escríbela, porque si no la escribes, dirán que nunca los previne.

«¡Oh, no!», dirán, «¡jamás nos dijiste eso!», porque son rebeldes empecinados.

10-11 A mis profetas les dicen:

«¡A callar! ¡Basta de mensajes suyos!».

O dicen:

«No nos digan la verdad, dígannos algo agradable, dígannos mentiras alegres. Olvídense ya de esas cosas tristes que anuncian, ya hemos oído más que suficiente de su Santo de Israel».

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